El Observatorio de Violencia Intrafamiliar, convocado por la FAIM, se ha reunido este viernes para debatir sobre la violencia filioparental en las familias adoptantes. Los expertos advierten de que la agresividad en los hijos adoptados, sobre todo en la adolescencia, es una forma de defensa ante el miedo a no ser valorados.
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Zaragoza.- Expertos apuntan que la agresividad en hijos adoptados, especialmente cuando son adolescentes, es una forma de defensa ante el miedo a no ser valorados por sus familias. Una situación que genera cierta preocupación y que se ha debatido este viernes en una nueva reunión del Observatorio de Violencia Intrafamiliar, convocado por la Fundación para la Atención Integral del Menor (FAIM).
Alrededor de un centenar de familias aragonesas con problemas de violencia entre padres e hijos han sido atendidas en los dos últimos años en el programa Ariadna de la FAIM. “Hemos detectado que hay familias que han adoptado en las que se da cierta preocupación ante situaciones de violencia en adolescentes”, ha señalado el director técnico de esta fundación, Miguel Ausejo.
Éste recuerda que los expertos apuntan que un 80% de las familias adoptantes “tira para adelante con los problemas normales de cualquier otra familia” y sólo en el 20%, aproximadamente, se dan casos de violencia paternofilial.
En la reunión de este viernes ha participado como ponente Alberto Rodríguez, director de la línea de acogimiento y adopción de Agintzari, la organización que gestiona los programas de acogimiento y adopción del Gobierno Vasco.
Rodríguez ha explicado, en declaraciones a los medios, que la adolescencia hace a los niños adoptados “más vulnerables” y “hace que las personas que tienen más inseguridades no puedan afrontarlas con tranquilidad.
La agresividad se convierte así en “un mecanismo de defensa útil”. “Viven con el miedo a no ser valorados, reconocidos”, ha señalado Rodríguez, quien ha añadido que algunos chavales ejercen la violencia en casa y otros fuera de casa.
En el primer caso, no pegan a sus padres “porque no les quieren, sino porque es el ámbito que más miedo tienen de perder”. Rodríguez señala que esa violencia es “una especie de grito de auxilio mal gestionado” y anima a los padres a mantener la calma, resistir y “ser creativos en la intervención” porque “a veces para generar una mejor vinculación es mejor que se echen de menos a que se echen de más. Lo más importante es que vuelvan a tener una familia”, ha concluido.
El Observatorio de Violencia Intrafamiliar es un organismo que pretende analizar y conocer la realidad de los comportamientos y conductas en los jóvenes en las que encontramos expresiones de violencia y se manifiestan, sobre todo, en el espacio familiar. Para ello, el Observatorio reúne a profesionales procedentes de áreas como los servicios sociales, la educación, la sanidad, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado o jurídica y judicial y que aportan sus experiencias en relación a los jóvenes y la violencia.